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Filo Naranjo con su Cruz de Mayo.
La Cruz de Mayo, una tradición religiosa viva en la localidad

La Cruz de Mayo, una tradición religiosa viva en la localidad

La vecina Filo Naranjo Martín, a sus 73 años, indica que ella coloca y monta la Cruz de Mayo en una habitación de su casa desde «pequeñita»

Mª Belén Sánchez

Viernes, 27 de mayo 2016, 13:42

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Hay tradiciones que no se pierden aunque decaigan y pierdan valor. En la localidad, con llegada de la primavera y el mes de mayo, en muchos hogares se mantiene la tradición religiosa de la Cruz de Mayo.

La Cruz de Mayo tiene sus antecedentes en la celebración precristiana conocida como Festividad de los Mayos, en la que se conmemoraba el tiempo medio de la primavera rindiendo cultos a la naturaleza. En especial, se festejaba adornando un árbol o eligiendo un tronco o tótem al que se le ponían adornos o flores, mientras se ejecutaban danzas rituales y se cantaban o se recitaban motivos alusivos a la fecha. Con la llegada del cristianismo, esta fiesta fue adaptada a la nueva fe, reemplazándose el tótem por la cruz cristiana.

Otra interpretación parece tener su origen en el hallazgo por Santa Elena de la cruz donde murió Cristo. La historia narra cómo el emperador Constantino I el Grande, en el sexto año de su reinado, se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria se cree imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo.

En Quintana de la Serena, esta tradición cristiana, que se mantiene viva aunque en menor medida que en los antepasados, comienza a partir del 3 de mayo, fecha oficial de la adornación de las cruces de mayo y es contemplada hasta final de mes.

El principal elemento de la Cruz, montada en una especie de altar, son las flores aunque no faltan símbolos religiosos como los rosarios y figuras de Jesucristo y la Virgen, entre otros.

También en algunas de las visitadas en la localidad se destacan las figuras de porcelana, muñecas algunas de ellas vestidas de Comunión dado que su celebración es en este mes y macetas de temporada rodeando el altar situado debajo de la propia Cruz de Mayo.

La vecina Filo Naranjo Martín, a sus 73 años, indica que ella coloca y monta la Cruz de Mayo en una habitación de su casa desde «pequeñita».

«Somos de raíces religiosas donde mi madre de pequeña, el poco tiempo que vivió, nos inculcó esta tradición y después mi abuela y mi tía, quienes han sido una madre para nosotros, también nos lo ha inculcado en todo momento, y por ello, yo, dentro de mis posibilidades y mientras pueda la colocaré y así mantener viva esta tradición» señaló.

Este año, su Cruz de Mayo está colocada encima de la peinadora de una habitación en la que ha colocado unos andamios para su adornación, en la que se destaca sobre el espejo una preciosa mantilla a la que Filo «le tiene mucho cariño».

El aro de la Cruz lo ha hecho la propia Filo con poliespan donde ha pichado las flores, que son blancas y rosas artificiales y las cambia cada año. A la Cruz le acompañan jarrones con flores naturales donadas por sus vecinas. No le falta tampoco «el señor Jesucristo», figuras de porcelana y lo completan diez rosarios regalados todos ellos y traídos desde fuera.

Filo Naranjo se sorprende de la capacidad de visitas de este año tras que su sobrina Ventura colgada una foto de la Cruz de Mayo en una red social. «Me dicen que es muy bonita pero claro que sí está fea no me lo van a decir» aclaró la quintanense.

Esta Cruz de Mayo es rezada todas las tardes, sobre las 19.00 horas, por la propietaria y dos vecinas e invita a todos los vecinos a disfrutar de esta fabulosa Cruz de Mayo.

No sólo Filo ha montado su particular Cruz de Mayo. También se puede visitar en el Centro de Mayores de la localidad o mientras paseamos por algunas calles de nuestro pueblo donde nos recuerdan que existe una tradición que aún no se ha perdido.

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