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La profesora, María José Bravo (en el medio), y algunos de los alumnos con sus trabajos CEDIDAS
El Aula de Enseñanza para Adultos desafía al coronavirus y continúa su aprendizaje a pesar de las adversidades

El Aula de Enseñanza para Adultos desafía al coronavirus y continúa su aprendizaje a pesar de las adversidades

Su profesora de Lengua y Literatura nos narra la situación que vive este sector educativo y cómo desde el aula quintanense han logrado adaptarse a la nueva situación con las tecnologías. También nos presenta la actividad que realizaron el 23 de abril por el Día del Libro

Miércoles, 6 de mayo 2020, 12:58

La Educación de Adultos es uno de los pilares fundamentales del sector educativo en nuestro país. Incorporada al Estado del Bienestar en 1970, está orientada al desarrollo de estrategias para facilitar el aprendizaje en los adultos tras haber interrumpido el proceso previamente.

En Quintana, el Aula de Enseñanza para Adultos está presente desde hace varias décadas y son muchos los alumnos que han logrado obtener el título del Graduado gracias a ella.

Durante la crisis sanitaria, de igual manera que en el resto de centros, sus clases se vieron alteradas obligando a los alumnos a continuar el trabajo desde casa. «El Covid 19 no esgrime las ganas de aprender del Aula. Por ello, un grupo de dieciocho alumnos entre los 30 y 60 años de edad, hacen frente a las nuevas tecnologías para continuar con su aprendizaje y formación», declara su profesora de Lengua y Literatura, María José Bravo.

Y es que igual que el resto de personas que se encontraban inmersos en cualquier proceso de aprendizaje, a ellos tampoco les ha quedado más remedio que desafiar el reto de las nuevas tecnología y seguir aprendiendo a través de ellas. Algo que plantea aún más controversia en este sector de la educación. «No es una tarea fácil, ni para ellos ni para mí, pero en ambas partes el empeño es el mejor arma ya que esta situación nos ha pillado a todos por sorpresa».

Sin embargo, apostilla, que para los alumnos del aula la adaptación a la enseñanza virtual ha sido mucho más dura. «Este panorama ha sacudido con más fuerza a este sector educativo, quedándose en el olvido de nuestros dirigentes. Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de los alumnos llevan años alejados de la realidad educativa, su competencia digital es básica o prácticamente nula, por lo que era necesario aunar múltiples eslabones para poder continuar con este camino«.

A pesar de todo, este grupo de alumnos junto a su profesora han plantado cara a las adversidades y han puesto todo su empeño para que el aprendizaje continúe. «Nos pusimos manos a la obra. Nuestro lema es que había que aprender por encima de todas las cosas, y ellos están poniendo todo su empeño. Tras múltiples llamadas telefónicas y un vaivén de whatsapp llegamos a un acuerdo y así lo hacemos. Con aquellos alumnos que tuviesen acceso y manejo de Internet trabajamos a través de correos electrónicos y whatsapp. Y tanto yo como el resto de mis compañeros docentes grabamos nuestras clases en video y se las hacemos llegar junto con actividades. Ellos por su parte, deben devolverlas hechas a través de las mismas aplicaciones».

La dificultad se presenta en aquellos alumnos que no disponen de esa herramienta. «Aunque en este caso el proceso en aún más complejo, no podíamos permitir que esto fuera un problema. Por ello, recurrimos al correo postal, memorando así los recuerdos de nuestros alumnos cuando esperaban las cartas de amigos y familiares, recuperando ese olor a añoranza y nostalgia».

De esta manera, explica Bravo, que esas cartas guardan esquemas, explicaciones y tareas quincenales «y, sobre todo, ese deseo de obtener un título que, por alguna circunstancia, no pudieron conseguir en un tiempo pasado».

Siguiendo con las materias del curso, y para fomentar la creatividad de sus alumnos, esta profesora quintanense les propuso una actividad para el 23 de abril, Día del Libro. «Lo tenía pensado de antes y esta odisea de la cuarentena no pararía la idea. Así que les propuse crear murales, seleccionar fragmentos de obras literarias en sus hogares y después mostrarlos y recitarlos a través de vídeos o mensajes de voz». Para motivarlos aún más, relata, que los trabajos tuvieron premios que recibieron en sus hogares.

«Es mi primera aventura como docente de personas adultas. Comencé en octubre y está siendo una de las experiencias más gratificantes en todos los sentidos. Aunque pueda sonar a tópico, es realmente cierto y es que detrás de cada uno de ellos se esconde un esfuerzo vertiginoso, grandes aptitudes y unas personas sobresalientes».

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