Casi la totalidad de bares y restaurantes de Quintana cerraron en la primera semana de enero de manera voluntaria debido a la difícil situación que atravesaba la localidad por el gran aumento de contagios en pocos días. En el caso de las tiendas, reducieron su horario abriendo solo por las mañanas para evitar que los vecinos saliesen de sus casas.
Pero, desde el pasado miércoles, tanto la hostelería como el comercio no esencial ya permanece cerrado de manera obligatoria según lo dipuesto por la Junta de Extremadura. De esta manera, el cierre se hacía extensible a las poblaciones de más de 3.000 habitantes durante 14 días.
Según explicaron desde el Ejecutivo Regional, con estas nuevas restricciones pretenden reducir al máximo la movilidad y frenar la cifra de contagios. Por su parte, el alcalde, Raimundo Dávila, mandó un mensaje a los hosteleros y comerciantes locales. «Quiero mandar mi apoyo y disponibilidad a todos ellos que desde el principio no ha dudado en anteponer la salud de los vecinos de Quintana a sus propios intereses económicos. Desde el Ayuntamiento estamos trabajando en un plan de activación económica para estos establecimientos».
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