Los comercios locales vuelven a la actividad tras su cierre voluntario

Los negocios, bares y restaurantes de Quintana de la Serena, tras permanecer cerrados durante casi dos meses en primavera debido al estado de alarma, con unas pérdidas en muchos casos irrecuperables, han sufrido un nuevo varapalo. La declaración del brote a mediados de agosto hizo que el miedo se apoderara del municipio y, unido a las recomendaciones publicadas por el Ayuntamiento, dejaron desiertas las calles del municipio. Por ello, en un acto voluntario de solidaridad, muchos negocios echaron el cierre en detrimento de su economía.

Esta decisión fue muy aplaudida por el Consistorio y por la población en general, pero no fue fácil de tomar porque, en circunstancias normales, agosto con la llegada de los visitantes, supone una inyección para las tiendas y bares duplicando su facturación. «La campaña de verano se ha echado a perder. Cuando parecía que la gente volvía a animarse a comprar porque había más esperanza, llegó el brote y tras varios días apenas sin venir clientes, decidí cerrar. Veremos a ver ahora la 'vuelta al cole», declara con escepticismo Tere Ladero, dueña de la tienda de moda infantil Rosmary.

Con la situación del municipio más estabilizada, algunos de los establecimientos que echaron la verja a mitad de agosto, volvieron a abrir sus puertas en este mes de septiembre con la esperanza de, al menos, poder hacer frente a las pérdidas. «Durante el mes de agosto las facturas de luz y agua había que seguir pagándolas junto con los alquileres y los proveedores. Sin generar beneficios hemos tenido que asumir los gastos, por lo que, con todas las medidas de seguridad posibles y deseando una pronta recuperación a todos los afectados de nuestro pueblo, hemos decidido volver a abrir. El sustento económico de muchas familias está en juego y con un comportamiento responsable se pueden compaginar ambas cosas», apunta la dueña de Kukky Sweets, Inés de la Cruz.