

Después de varios meses de obras se han dado por finalizadas las obras de la habitación que se descubrió en la parte inferior de la torre durante la restauración de la misma.
En su hallazgo comprobaron que estaba olvidada en el tiempo y llena de escombros, por lo que desde la parroquia decidieron reformarla para darle uso.
Tras finalizar el interior, la última fase de la obra se centró en la reconstrucción del tejado, la pintura y la colocación de una puerta nueva que se comunica con el interior de la parroquia, puesto que la que había estaba desgastada por el paso del tiempo.
Estas labores finalizaron hace una semana, dejando el espacio listo y con un aspecto renovado. «En el interior hemos encontrado trozos de cántaros que se utilizaban antiguamente como relleno de la bóveda de la Iglesia, por lo que se supone que ese sirvió de almacenaje a partir de los años 50 que fue cuando se restauró la Iglesia», declara Antonio Nogales, párroco quintanense.
Por último, también se ha reconstruido el pararrayos, que estaba en mal estado, preparando el foso en el que termina para poder tener un acceso fácil y así echar agua cuando haya tormenta.
«El espacio estaba desaprovechado y al estar conectado interiormente con la Iglesia nos será muy útil para almacenamiento o cualquier otro uso similar», concluye Nogales.
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