José Manuel con sus nietas Celia y María CEDIDA

Cuarenta años entregado a los demás; dentro y fuera de la consulta

José Manuel Hernández concluye su carrera profesional, tras una intensa trayectoria sanitaria, dejando una huella imborrable en pacientes y compañeros

Sábado, 6 de noviembre 2021, 08:00

Tras más de 40 años de una intensa trayectoria profesional, José Manuel Hernández se quita el pijama blanco. Hoy, el día en el que dice adiós a la enfermería, acompañado por familiares y amigos para festejar con él sus décadas de trabajo y entrega, es el mejor momento para hacer un recorrido por su vida tanto personal como laboral ayudados de todos los que se han cruzado en su camino.

Nadie pensó que este zafrense de nacimiento se decantara por la enfermería ya que, en su niñez, según contaba su madre, la abuela Cecilia, se escondía debajo de la cama huyendo de las inyecciones.

Marchó al colegio muy pequeño, interno en los jesuitas de San José de Villafranca, donde pronto destacó por su comportamiento, pues todos los años se llevaba el premio de 'buena conducta' entre sus compañeros, pero no fue especialmente buen estudiante hasta que empezó la carrera de enfermería. Hecho que denota que su elección fue vocacional. Los idiomas nunca fueron su fuerte, en concreto el francés, y su honestidad le llevó a confesar que solo logró aprobarlo por un error de la profesora que lo examinaba.

Tras terminar el colegio en Villafranca y culminar la enseñanza secundaria en el Instituto Suárez de Figueroa de Zafra, se trasladó a Cádiz donde comenzó a estudiar enfermería, aunque fue en su tierra, en particular en el Hospital Provincial de Badajoz donde terminó la carrera. «La enfermería siempre fue para él un oficio muy vocacional y lo ha demostrado en su larga trayectoria profesional», afirma su hermana Ricardi.

Años de altura

Un joven enfermero recién diplomado y con apenas 20 años, llegó al Hospital Don Benito-Villanueva en el año 1977, un centro recién estrenado, en el que ejerció sus primeros años y donde conoció a Maruja Coria, el amor de su vida, enfermera de la que se enamoró y con la que terminó formando una gran familia.

En el Hospital Don Benito-Villanueva asumió distintos puestos y responsabilidades: entró en cirugía, pasó por quirófano, luego en UCI, también estuvo en emergencias como enfermero del helicóptero del SATSE y hubo un tiempo en el que se liberó como sindicalista. Años movidos, con un devenir constante de lugares en los que fue dejando huella y que marcarían el resto de su trayectoria profesional.

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José Manuel y su mujer, Maruja Coria CEDIDA

Años de altura y ¡en las alturas del helicóptero! En los que, con simpatía, bromeaba diciendo que, durante los traslados al hospital, hasta que se acostumbró a los vuelos, él solía llegar con peor cara que los propios pacientes, haciendo gala de su buen sentido del humor. «José Manuel ha sido un enfermero extraordinario, muy volcado siempre con su profesión. Nos conocimos como compañeros en la planta de cirugía, pero al ser novios y decidir casarnos no nos permitían trabajar juntos y lo destinaron a quirófano. Para mí era un orgullo que los pacientes me dijeran lo contento que estaban con él. Aunque también hubo una época en la que nos tocó discutir mucho, porque yo trabajaba en dirección y él era sindicalista; pero incluso enfrentados siempre prevalecía su amor por la profesión. Y, como persona, un gran amigo de sus amigos, y como padre, no creo que los haya mejores», cuenta su mujer, Maruja Coria.

Dos décadas en Quintana

Quintana de la Serena, el municipio en el que hoy dice adiós, lo recibió en el año 2006. Por entonces, cambió el hospital comarcal por un consultorio médico de una localidad pequeña que no conocía y en la que no lo conocían. Pero eso fue por poco tiempo puesto que en apenas semanas ya se ganó el cariño de las personas con las que trabajaba y de los pacientes a los que trataba. Mano derecha y fiel escudero del doctor, Luis García.

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De puertas para dentro, cuando dejaba la consulta y llegaba a casa también lo hacía con buen humor. «Muy chistoso», apostillan sus allegados. Y sumamos más puntos porque encima… ¡es buen cocinero! Y es que este hombre lo tiene todo. «En las reuniones de amigos es quien hace las paellas, la carne y todo lo que se le pone por delante». Su cuñado Vicente lo define como «una persona buena, muy familiar, amigable, alegre y por supuesto, enfermero vocacional». Y sus sobrinos José Manuel y Mamen no se quedan atrás: «Es nuestro tío favorito. Una persona entregada a su familia, solidaria, con muy buen humor y amante de su profesión».

José Manuel Hernández CEDIDA

Fan de las patatas, del chocolate y de las pipas con sal, a ser posible de la marca Arroyo, (autóctonas de Zafra), también es muy manitas puesto que tiene fama de poder arreglar cualquier cosa estropeada. Muy tenaz en cuanto a sus creencias y si hablamos del fútbol, madridista hasta la médula.

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Amigo de sus amigos, los que le conocen lo aseguran, y esto le ha llevado a mantener buena relación con su pandilla de la infancia de Zafra. Tanto es así que fue uno de los impulsores para la creación de un grupo de WhatsApp con el objetivo de hacer quedadas anuales, en las que se llegan a juntar más de 100 personas.

Dispuesto a ayudar

Los que mejor le conocen afirman que en Quintana, localidad en la que ha desempeñado su trabajo durante dos décadas, ha sido feliz, igual que los que aquí le han rodeado. Siempre entregado a sus pacientes, algunos de sus compañeros reconocen que era realmente cumplidor. «Muy responsable, buen compañero y siempre dispuesto a ayudar», declara Cele Pajuelo, enfermera del centro de salud de Quintana.

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«Aquí lo han querido mucho. Es muy buen profesional, se notaba que lo suyo era vocacional», apunta Encarna Dávila, otra enfermera compañera del centro. Por su parte, Modesta García, enfermera también, ha trabajado junto a José Manuel desde que él llego a Quintana, por lo que lo conoce muy bien. «Era un profesional con una riqueza tremenda, sabe mucho. En un momento de mucha necesidad era el que mejor actuaba y, aunque tenía su carácter, siempre te ayudaba en todo lo que necesitaras».

José Manuel con sus hijos y su nieta mayor, Celia CEDIDA

David González, administrativo del centro afirma que ha sido un placer trabajar a su lado. «He aprendido mucho de él porque nos tratamos desde que llegó aquí. Siempre ha sido una gran compañía por lo que al final nos convertimos en buenos amigos».

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Todos coinciden en una cosa: no escatimaba tiempo ni esfuerzo por su profesión, algo que ha hecho que tenga buenos amigos y amigas en el pueblo. Pero si hay que hablar de testimonios el del doctor, Luis García, es fundamental, que habla de José Manuel afirmando que lo va echar mucho de menos. «En situaciones complicadas, nos entendíamos solo con mirarnos. Nos hicimos amigos porque han sido muchas guardias y muchas horas juntos, tanto que siempre decíamos que pasábamos más tiempo que con nuestras familias. Ha sido un profesional como la copa de un pino y formábamos un gran equipo juntos».

Dentro de casa

Y en casa, un buen hijo, padre y hermano. «Como única hermana siempre he encontrado todo el apoyo en él, especialmente en los duros momentos de la enfermedad de nuestros padres, que siempre la enfrentamos juntos codo con codo», explica su hermana Ricardi.

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«Mi padre siempre ha sido un maestro para mí, alguien moderno y preocupado por nosotros. Como enfermero lo considero generoso, cercano y capaz de generar confianza en sus pacientes», declara su hijo mayor, José Manuel.

José Manuel con sus hijos José Manuel y Fran CEDIDA

Y su hijo pequeño lo define como el padre perfecto. «Me ha apoyado en todo y siempre me ha dado lo que necesitaba. Como profesional sé que siempre ha sentido pasión por la enfermería» y agrega con una sonrisa: «es la única persona que conozco que después de trabajar y hacer una guardia puede llegar a casa y ver tres capítulos de Urgencias».

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Y es que hoy no estamos ante un homenajeado cualquiera, sino ante José Manuel Hernández Astorga, enfermero de vocación, siempre dispuesto a ayudar, buen padre, buen amigo y sobre todo buena persona. Por ello, son muchos los que han querido estar aquí en este día tan especial donde cierra el libro laboral después de toda una vida de trabajo, consultas, anécdotas y buen humor.

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