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Don Antonio pondrá una indicación en los bancos para que los feligreses sepan dónde sentarse MARÍA FORTUNA
«Los entierros sin familiares ni despedidas han sido los momentos más duros de la cuarentena»

«Los entierros sin familiares ni despedidas han sido los momentos más duros de la cuarentena»

Antonio Nogales, párroco de la localidad, cuenta a Hoy Quintana cómo han sido estos dos meses sin culto público y en los que ha asistido a una decena de entierros en la más absoluta soledad. Todo ello, a un día de la celebración de la primera misa con feligreses

Domingo, 10 de mayo 2020, 17:22

Mañana, 11 de mayo, se celebrará la primera misa con feligreses tras dos meses en el que el culto público estaba prohibido a causa de la crisis sanitaria derivada por el coronavirus. Esta tendrá lugar a las 20.00 horas en la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros..

De esta manera, la Iglesia volverá a abrir sus puertas, no sin antes haber acondicionado previamente las instalaciones para la recepción de feligreses puesto que solo podrá asistir un tercio (1/3) del aforo en esta fase 1 de desescalada. «Se indicarán en los bancos el lugar en el que se tienen que sentar las personas con la adecuada distancia social para que todos estén seguros», declara Antonio Nogales, párroco de la localidad.

Una vuelta a misa que será atípica y con ciertos cambios con respecto al concepto de la celebración eucarística que teníamos hasta ahora. «No habrá agua bendita en las salidas y entradas al templo, la Paz no se dará con la mano, sino con algún gesto o mirada a distancia entre los feligreses. Además se limpiarán los bancos después de cada misa y las salidas y entradas a la parroquia».

Con respecto a la Comunión, también habrá novedades, aunque el Cuerpo de Cristo se podrá tomar como siempre, de la mano del párroco o en la boca entregada por él. «En el momento de la comunión yo bajaré con mascarilla, y los feligreses podrán quitárselas en el momento justo de tomar la Sagrada Forma. No se hablará nada, es decir, ni el Cuerpo de Cristo; ni Amén como respuesta, para que no se expandan las partículas de saliva y, por supuesto, se mantendrá la distancia de seguridad», informa Nogales.

Las confesiones, por su parte, se harán en la capilla del Cristo de la Misericordia con la distancia pertinene y todas las medidas de higiene. «Hay dos sillones, separados y una mesa en medio con pañuelos de papel y gel hidroalcohólico».

La capilla del Cristo de la Misericordia acogerá las confesiones con distancia de seguridad MARÍA FORTUNA

Como en el resto de ámbitos de la sociedad será cuestión de tiempo adaptarse a esta nueva realidad que nos está dejando la crisis del coronavirus, una realidad que a partir de mañana da un paso adelante hacia la esperanza.

Y es que han sido dos meses en los que la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros concluyó su actividad, aunque Antonio Nogales ha seguido celebrando misa sin público. Y es que su labor, como la que todos los párrocos, ha sido esencial para muchas personas que han encontrado en ellos el consuelo, un refugio y un desahogo ante lo que estaba ocurriendo.

«Me puse a disposición de todas los vecinos y del Ayuntamiento y redacté un escrito con mi número de teléfono para que me pudiesen llamar quienes lo necesitasen. Me contaban cómo llevaban la situación, las cosas que les preocupaban y cómo se sentían. Buscaban paz y yo he intentado dársela y les acercaba a Dios. También me preguntaban cómo estaba yo, se han preocupado muchos vecinos por mi, y es algo que agradezco. Me han demostrado una vez más que Quintana es un pueblo muy respetuoso y vinculado a su parroquia».

Entierros sin familiares ni despedidas

Sin duda uno de los aspectos más dolorosos de estos dos meses ha sido la soledad de los entierros. Una realidad que párrocos, como Antonio Nogales, han vivido en primera persona. «Han sido los peores momentos, muy dolorosos. Estamos acostumbrados a convivir con el dolor, pero en esta ocasión, las situaciones que hemos vivido nos han sobrepasado».

Declara que desde el 14 de marzo que se decretó el Estado de Alarma ha asistido a un total de diez entierros. «La primera semana se rezaba un responso el alma del difunto en el tanatorio, puesto que ahí aun estaban permitidos con pocas personas».

Pero la situación se encrudeció más una vez que se prorrogó el Decreto. «Ya no se podían hacer velatorios. La funeraria tenía la caja custodiada en la sala de duelo sin ningún familiar. Momentos antes de dirigirse al cementerio avisaba a los familiares y solo tres de ellos acudían allí para asistir a la sepultura. En ese momento es cuando le rezaba un responso por el eterno descanso de su alma».

Una estampa realmente dura que añade más dolor a lo que ya de por sí conlleva un entierro. Sin abrazos, ni consuelo y en la más estricta soledad. «En algún caso que el fallecido procedía de otras ciudades, solo le acompañaba un familiar y he tenido que ayudar en el momento de la sepultura a bajar la caja pues solo estábamos allí los dos sepultureros, el trabajador de la funeraria, un familiar y yo. Estos han sido algunos de los instantes más tristes que he vivido en mi trayectoria como párroco».

Momentos de crudeza extrema acompañados por fuertes medidas de seguridad. «Los fallecidos que llegaban del hospital lo hacían con un diagnostico de 'posible Covid 19' porque no se les había hecho la prueba y, por tanto, todas las medidas durante el proceso tenían que acatarse como si fuera fallecido por coronavirus». Familias que además no pudieron velar ni despedirse de sus seres queridos y que les dieron el último adiós en la soledad más absoluta.

Circunstancias que espera que no vuelvan a repetirse si todo se desarrolla como está previsto en la desescalada. Precisamente, a partir de mañana, con la entrada en la fase 1, a los velatorios ya podrán asistir hasta un total de 15 familiares y los entierros se podrán oficiar en la parroquia también con ese número de personas.

Comuniones en la segunda quincena de septiembre y la primera de octubre

Lo que sí se han pospuesto son las comuniones, las confirmaciones y sobre todo las bodas, coincidiendo con los meses en los que más se concentran estas celebraciones. «Unos cuarenta niños, si todo va cómo está previsto, harán la comunión entre la segunda quincena de septiembre y la primera quincena de octubre. En el caso de las bodas igual, como las celebraciones de momento no están permitidas, muchas parejas las están posponiendo para otras fechas en otoño o incluso del año que viene».

Los niños por su parte, explica, que han mantenido el contacto con sus 30 catequistas para que no se desvincularan de las tareas de la catequesis a través de whatsapp o llamadas telefónicas.

Respecto a los bautizos, añade, que ya se pueden celebrar, con un reducido número de familiares en el momento del sacramento. «Aunque por ahora no tenemos ninguno previsto puesto que suelen ir ligados a una celebración con la familia en algún restaurante».

En cuanto a recuperar la tan ansiada normalidad de la que tanto se habla ahora, Nogales explica que espera que esta situación haya hecho reflexionar y cambiar el pensamiento y la forma de actuar de la sociedad. «En estos dos meses nuestra mayor preocupación ha sido la familia, la salud de los nuestros, el cariño, cuidar sus vidas y que se sintieran queridos. Esos valores, que se intensifican en situaciones de excepcionalidad como esta, deberían seguir muy presentes cuando todo vuelva a la normalidad y, a pesar de los problemas derivados del diario y la cotidianidad, tener siempre en cuenta lo que de verdad importa».

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