

En circunstancias normales la Escuela Infantil hubiera abierto sus puertas a la vez que el colegio. Este año la crisis sanitaria y sobre todo, el brote declarado en Quintana, hizo que la apertura se demorara varias semanas.
Finalmente ayer, 1 de octubre, fue el día escogido para recibir a los más pequeños en el centro. Para ello, desde agosto el Consistorio ha estado trabajando con el objetivo de tenerlo todo a punto para el gran día. «Tenemos que seguir apostando por la política de la conciliación y había que abrirla, por ello se ha llevado a cabo una serie de normas dentro del plan de contingencia para adecuar los espacios a la realidad sanitaria que tenemos», declara el alcalde, Raimundo Dávila.
Estas medidas incluyen la señalización para la entrada y salida, la división por cursos, la creación de parcelas en el patio para que los niños de cada clase permanezcan siempre en el suyo y evitar el contacto, además de crear varias salidas al exterior, entre otras.
Por su parte, desde el centro, han advertido que esta vuelta atípica de los alumnos ha supuesto cambios en cuanto al desarrollo de las actividades. «En cuanto a las meriendas y a los espacios de juegos hay nuevas medidas que tratan de impedir el contacto entre los niños. También hay franjas horarias para entrar, aunque se permitirán excepciones para aquellos padres que por motivos laborales tengan que dejar a los niños a una determinada hora porque ante todo tenemos que favorecer la conciliación familiar », declara la directora de la guardería Mari Ángeles Murillo.
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