Con tan solo 17 años María Reyes Murillo puede presumir de haber llegado a lo mas alto, aunque como ella misma dice, aún le quedan muchas montañas por subir. Esta joven ciclista no solo ha conquistado la cima de innumerables retos sobre su bici, si no que mantiene un intachable expediente académico que hace que sus hazañas sean aun más meritorias si cabe.
En cada categoría desde que comenzó a competir ha destacado de manera sobresaliente, pero es ahora cuando confiesa encontrarse en el mejor momento. Tal es así que en las últimas semanas ha ganado la 42° Vuelta Ciclista a los Valles Mineros en Asturias, una de las carreras más prestigiosas a nivel nacional y también ha quedado décima en el Open de España BTT en el que competía con las mejores de todo el país.
Pero hasta llegar a ese punto, son miles los kilómetros recorridos por esta joven deportista la cual tiene un referente muy cercano. «Desde muy pequeña iba a ver a mi hermano, Francisco Murillo, que también era ciclista, a todas las competiciones y empecé a entrenar con 6 años».
Mejor ciclista extremeña
Con 12, explica, que ya compitió en los primeros torneos importantes y tan solo 5 años después se ha convertido en la mejor ciclista extremeña de su categoría. Prestigio que ha adquirido gracias a su participación en más de un centenar de carreras locales, regionales y nacionales y medio centenar de podios. «A pesar de llevar tiempo me sigo poniendo muy nerviosa antes de cada carrera.
La noche anterior visualizo el circuito y pienso en las características de mis compañeras si ya me he enfrentado a ellas antes. El peor momento son los dos minutos previos al pitido de salida porque una vez que empiezo ya me concentro y me olvido de todo». Su constancia y entrega a este deporte, unido a sus buenas notas, hicieron que el año pasado fuera admitida en el Centro de Alto Rendimiento de Cáceres, hecho que, confiesa, le ha cambiado la vida. «Te vas de casa a un sitio donde no conoces a nadie, al principio fue muy duro y hasta me plateé regresar».
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No obstante, la perseverancia que la caracteriza hizo que pronto se sobrepusiese y viera esa plaza como una gran oportunidad. «Era muy duro porque te tienes que levantar a las 6 de la mañana, entrenar, después ir a clase y por la tarde volver a entrenar y sacar tiempo para estudiar».
Por ello, dice que la organización fue clave a la hora de encauzar el curso. «Ves que todos los compañeros están como tú y te apoyas en ellos, aunque la pandemia ha hecho que sea más difícil relacionarte y por ello más complicado encontrar tu lugar».
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Expediente sobresaliente
Aun así, lo ha conseguido y con una media de expediente que roza el sobresaliente, por lo que puede decir que la prueba la ha superado con creces. Tales resultados no se consiguen sin sacrificio y ella es consciente. «Cuando vengo los fines de semana a penas tengo tiempo de pasar tiempo con mis amigos y mi familia. Llego el viernes, voy a ver a mis abuelas, deshago la maleta y quizás después puedo salir un rato, porque el sábado o compito o entreno o estudio, igual que el domingo». A sus padres, a su hermano y al resto de familiares les agradece el apoyo que siempre le han dado y las facilidades para compaginar el ciclismo con el instituto. «Sin ellos hubiera sido imposible llegar hasta aquí».
Al finalizar el curso regresó a casa, pero su calendario sigue lleno de días marcados. «En julio he competido prácticamente cada fin de semana, pero ya he terminado hasta septiembre». Tiempo que quiere dedicar a su familia y amigos, pero sin olvidar la bici. «De entrenar todos los días, ahora en verano lo hago dos o tres veces por semana, según la pauta que me ponga mi entrenador, Carlos Cobos. No puedo dejarlo por completo porque si no el regreso es muy duro».
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Aquí en Quintana entrena con Javi Díaz, su preparador desde que comenzó en el Club Ciclista 'Quintana es Natural' y con el que a día de hoy sigue compartiendo ratos de bici. En cuanto al próximo año, quiere seguir en el CAR y cursar allí Segundo de Bachillerato. «Espero que sea así, aunque aún no tengo la confirmación porque te lo dicen en septiembre de un día para otro. El año pasado cuando me avisaron fue justo antes de empezar el curso y he de reconocer que sentí vértigo. El siguiente curso lo veo de otra manera y sobre todo con la experiencia que siempre es un grado».
A pesar de sus condiciones, está convencida que no quiere dedicarse profesionalmente a competir. «Vivir de la bici es muy difícil por ello, y aunque lo mantenga como una afición, me gustaría estudiar Ciencias del Deporte y después opositar a Guardia Civil. Seguiré compitiendo hasta que los estudios me lo permitan». Propósitos que tiene claros y por los que luchará de la misma manera que lo hace a día de hoy en cada exámen o en cada pedaleo de las pendientes más elevadas.
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