iván gómez
Miércoles, 3 de mayo 2017, 17:09
Dicen a los que nos les gusta el fútbol que tan solo es un deporte de once jugadores contra otros once corriendo detrás de un balón. Los que lo viven hablan del fútbol como un sentimiento, un deporte que te hace vivir un sinfín de emociones y de estados de ánimo, te puede hacer llorar de alegría o de tristeza, te puede hacer sentirte orgulloso o decepcionado, también te puede hacer sentir dolor, dolor porque la injusticia del resultado te deja a las puertas de jugar por segundo año consecutivo una fase de ascenso a Tercera División, dolor porque los jugadores que el domingo portaron la camiseta roja del C. D. Quintana se desfondaron sobre el campo para obtener como "premio" un resultado que no merecieron.
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El partido se jugó a las puertas del uno de mayo, a las seis de la tarde del treinta de abril para ser más exactos. No por ello asomaba el sol, todo lo contrario, la tarde se presentaba con amenaza de lluvia y con el viento campando a sus anchas, sin embargo la afición respondió y el Estadio municipal lleno sus asientos de aficionados con la ilusión de una victoria local.
El rival que tenía el C. D. Quintana enfrente era el C. D. San Serván, segundo clasificado y que tenía necesidad de ganar para asegurar la segunda posición. El partido inició con el siguiente once: Isi en portería, Diego Barquero como lateral izquierdo, Vito como lateral derecho, Cartón y Pichón como pareja de centrales, por delante Teo y Víctor, las bandas como extremos para David y Sosa y la delantera ocupada por Dani.
Antes del partido se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento ese mismo domingo del abuelo del jugador Diego Barquero, y si, han leído bien, Diego Barquero jugó de titular. A partir de ahora, quien esto escribe pide por favor que cuando le hablen de un jugador con garra, tesón, entereza, lucha, pundonor y amor por unos colores no le hablen de Messi o Cristiano, haganlo de Diego Barquero, para mí, desde el domingo Don Diego Barquero.
El partido se inició obviamente con once contra once, después diez contra once, y más tarde nueve contra once. Pero el sueño estaba ahí mismo y había que luchar el partido hubiese los jugadores que hubiese sobre el campo.
El C. D. Quintana comenzó el partido siendo dominador del partido, tenía un punto más de juego que el rival y se veía ligeramente superior, sin embargo el dominio del juego y del balón no se refrendó en claras ocasiones de gol. En el minuto ocho Cartón fue el primero en intentarlo, lo hizo desde el medio campo al ver al portero adelantado pero el balón se marchó fuera por poco.
En el minuto 22 un saque de esquina botado por Víctor consiguió rematarlo Teo pero el balón se marchó desviado. Dos minutos más tarde hubo posibilidad de que el Estadio cayera a los pies de Peska pero su remate de chilena lo atrapó el portero. Pasado un minuto de la media hora de juego Don Diego Barquero se internó por su banda izquierda y su chut fuerte y seco con su pierna izquierda acabó con el balón golpeando en el poste.
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Tras el susto recibido el C. D. San Serván quiso quitarse de encima la presión que le estaba causando el C. D. Quintana con sus llegadas e intentó inquietar a Isi sin resultado, primero en el minuto 35 con un centro desde la izquierda que el delantero no llegó a rematar de cabeza por poco. Un minuto más tarde el mismo jugador que había centrado en esta ocasión chuto el balón desde la frontal mandando el balón por encima de la portería local.
Llegó el descanso
La segunda mitad comenzó con la misma sensación que la primera, parecía que al equipo visitante le bastaba el empate y no arriesgaba, por tanto era el equipo rojillo quien llevaba la iniciativa, porque quería tener el balón y quería buscar el gol que le hacía falta para cumplir el sueño.
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En el descanso el entrenador Diego Gallardo realizó un cambio, se quedó en el vestuario Vito entrando en su lugar Adri. Lo cierto es que al principio ocasiones hubo pocas y costaba inquietar la portería rival, hasta que en el minuto veinte Víctor sacó una falta que el portero tuvo que desviar.
A partir de ahí hubo una montaña rusa de sensaciones, más por el aficionado que por los jugadores, ya que los jugadores creyeron en todo momento que la victoria era posible, la montaña rusa comenzó con la expulsión por doble amarilla de Teo, los aficionados, entre los que me incluyo creímos por un momento que la victoria se escapaba, pero los jugadores nos hicieron cambiar de opinión y nos metieron de nuevo en el partido.
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Peska que ya estaba en posición de delantero remataba un balón que solo el defensa sacándolo bajo palos con el portero vencido evitó que fuera gol, el equipo rojillo estaba desatado y aún quedándose con nueve por expulsión de Don Diego Barquero conseguía crear las mejores ocasiones del partido, era un partido de nueve contra once y de todas formas era el C. D. Quintana el equipo que encontraba siempre un hombre libre al que pasarle el balón. Nuevamente Peska pudo desnivelar el marcador pero el mano a mano que tuvo contra el portero acabó con el balón en las manos del arquero.
Y con el C. D. Quintana intentándolo a base de fútbol y corazón llegó el mazazo, el equipo visitante en tiempo de descuento marcaba el gol que le dió la victoria y le aseguró la segunda plaza.
Una vez más quedó demostrado que en el fútbol la justicia no existe, y el equipo que buscó la portería contraria con más ahínco y jugando mejor que el rival fue el equipo que se quedó sin premio, sin embargo los sentimientos de orgullo que os hablaba al principio perdurarán para siempre, porque el sueño se esfumó pero este cuento aún no se ha acabado de leer.
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