J.MANUEL MERa
Lunes, 2 de octubre 2017, 18:18
El pasado 24 de Septiembre se celebró la clásica ruta cicloturista a Guadalupe. A las 8 de la mañana los ciclistas tomaron la salida desde la localidad dispuestos a recorrer los 100 kilómetros que la separan del Real Monasterio de Guadalupe.
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Bajo unas temperaturas muy agradables para la práctica del ciclismo fueron treinta y cinco los valientes que se inscribieron para completar la clásica.
Un año más resultó un éxito de compañerismo y convivencia entre todos los socios y los invitados de otras localidades y es que, tras 17 años de historia, esta ruta ya es considera una de las clásicas del calendario extremeño.
Tras la salida los ciclistas comenzaron a dar los primeros pedaleos dirección Campanario.
A la altura de la presa de Orellana se realizó el primer reagrupamiento y kilómetros después en la localidad disfrutaron del avituallamiento solido y liquido que tenían preparados los colaboradores.
Tras la parada obligada en Orellana, entre risas e historias, los participantes comenzaron de nuevo el camino dirección a Acedera y posteriormente Obando. Un tramo de recorrido algo más suave y llevadero que hizo que el grupo rodara a una velocidad alta y constante estando en todo momento muy unido.
El cruce de Valdecaballeros fue el lugar escogido para reponer fuerzas y realizar el segundo avituallamiento de la jornada, allí ya se podía ver el rostro de cansancio de algunos de los participantes, pero aún así todos consiguieron finalizar la misma sin ningún tipo de contratiempo.
Sobre la 13.30 llegaron todos los cicloturistas a la plaza de Guadalupe bajo los aplausos de los acompañantes y allí presentes. Tras la ruta, llegó el momento de la comida en la cual se entregó los trofeos y regalos que la organización tenía preparados.
El premio a los más veteranos tanto en categoría femenina com masculina correspondieron a Luis Blanco y Margarita García. Por su parte, los premios a los más jóvenes correspondieron a Alejandro Murillo e Inés Ortiz. El premio al club más numeroso correspondió al Ciclos Cuadrado de Don Benito, además se repartieron numerosos regalos a cada uno de los participantes además de hacer una mención especial a Juan Ruiz de Pozoblanco por su fidelidad a la ruta.
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Por último, se procedió a la ofrenda floral a Nuestra Señora Virgen de Guadalupe en el Monasterio. Con este acontecimiento se puso punto y final a la clásica cicloturista, en una edición donde prevaleció el gran compañerismo y la intensa jornada vivida entre los asistentes.
Por último, desde la directiva de la Escuela Ciclista de Quintana agradecen a todos los colaboradores que desinteresadamente año tras año siguen contribuyendo, además de la participación del Ayuntamiento con su apoyo a este
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