

La Educación fue uno de los primeros sectores que se paró con la llegada del coronavirus. Desde el pasado 16 de marzo, las aulas de todos los centros educativos de la localidad permanecen cerradas. Esto ha generado una nueva controversia al instaurarse de la noche a la mañana un nuevo modelo de enseñanza virtual al cual, en la mayoría de los casos, ni docentes ni alumnos estaban preparados.
«Desde la dirección del centro se convocó a todo el profesorado para darle instrucciones sobre el cierre del centro y la suspensión de actividades lectivas, así como la necesidad de organizar la labor docente a través de medios telemáticos, o 'teledocencia', como la hemos empezado a llamar. A través de Rayuela se pusieron en contacto con los padres para informarle de la situación y de las formas de trabajar mientras durase el Estado de Alarma», declara Ana Sánchez, directora del IES Quintana.
Y es que la actividad del instituto continúa de manera virtual a pesar de la ausencia de alumnos y profesores desde hace dos meses. «Tenemos las mismas reuniones de organización y gestión que nos permiten la coordinación y la colaboración presencial. Sobre todo a través de videoconferencias se realizan reuniones de equipos educativos, reuniones de tutores, Comisiones de coordinación pedagógicas y Claustros. De esta manera es fácil coordinar la labor docente que se está desarrollando desde casa».
Lo cierto es que esta nueva 'realidad educativa' también plantea dificultades en lo relativo al acceso de todos los alumnos de manera igualitaria a los medios de trabajo. «La primera preocupación del profesorado ha sido que todos los alumnos tuvieran medios para poder desarrollar con total garantías la formación telemática. Para ello se le ha ofertado desde el centro un préstamo de dispositivos portátiles, recibiendo un gran número de solicitudes. Estos fueron entregados en sus domicilios con la ayuda de protección civil de la localidad».
Otra de las cuestiones que más preocupa es el seguimiento por parte de los docentes, de la actividad y el trabajo de los alumnos. «Tutores y profesores cuidan y controlan que todos los alumnos realicen las tareas y estén conectados al nuevo procedimiento académico a través de Rayuela, correos, Moodle, y sobre todo la plataforma Classroom». De esta manera, según explica, los profesores tienen un calendario de actividades, a través de esta plataforma, que el alumno tiene que ejecutar semanalmente de todas las asignaturas. Las tareas son programadas, enviadas y corregidas de forma personal por los profesores.
Respecto a los exámenes, declara que según la instrucción de la Consejería, que rige todo este proceso de excepcionalidad educativa «no aconseja la realización de exámenes telemáticos en estos niveles, tan solo contempla esa posibilidad en los niveles donde se titula 4º ESO y 2º Bachillerato.
Doble esfuerzo
Un proceso educativo 'virtual' que entraña un mayor esfuerzo por parte de todos. Los padres, que han adquirido roles de docentes; los profesores, que han ampliado su horario a todo el día y los alumnos con la adaptación a la nueva realidad.
«Nuestra tarea como profesores, la de cualquier alumno, y por supuesto la de muchos padres que ayudan a sus hijos, es estar pendiente casi las 24 horas de un dispositivo que me permita la conexión, bien sea ordenador o teléfono móvil. Se ha convertido en nuestro apéndice vital durante toda la jornada. Además no existe horario lectivo, programamos, orientamos, preparamos actividades, nos formamos sobre estas nuevas tecnologías a cualquier hora del día. Están pendientes de las necesidades de sus alumnos, hasta el extremo que se pueden realizar consultas de dudas y orientaciones académicas a cualquier hora del día, con respuestas inmediatas. Lo mismo les sucede a los alumnos en la realización de las tareas. No cabe duda que esta forma de enseñanza a distancia nos ha transformado nuestros hábitos laborales y vitales, generando en ocasiones cierto estrés adicional.
La evaluación del 'polémico' aprobado general
Los mensajes lanzados desde el Ministerio de Educación tiempo atrás generaron ciertas dudas acerca de cómo se evaluaría a los alumnos durante la crisis sanitaria. Algunas informaciones aludían incluso a un aprobado general, que finalmente se desmintió, y el cual cuenta con una serie de premisas a tener en cuenta. «La Instrucción de la Consejería de Educación no habla precisamente de aprobado general. El alumno que trabaja, realiza las tareas y las presenta con puntualidad y se advierte su compromiso y su progreso tendrá bastantes posibilidades de ser valorado de manera positiva, titular y promocionar. Pero de la misma manera, existen dos evaluaciones anteriores, que también tendrán su peso en la calificación final. No podemos olvidar que hemos desarrollado dos trimestres antes de pasar a esta nueva situación. Por lo tanto, todo dependerá de las circunstancias de cada alumno».
Respecto a la calificación sucede algo parecido, explica. «Se han tenido que modificar por parte de la instrucción. Por ello, cada departamento didáctico ha modificado sus criterios de calificación, que por supuesto se le harán llegar a todos los padres y madres a través del tutor para que los conozcan».
El curso de 2º de Bachillerato es quizás el que más incertidumbre esté generando al ser el que más 'se juega' este año por el acceso a la Universidad. De manera irremediable la preparación y la propia EBAU ha sufrido ciertas modificaciones que ya han sido tomadas en cuenta por el alumnado.
«El temario se está dando en su totalidad. En algunas asignaturas antes de esta situación prácticamente ya se había dado, porque como el curso suele acortarse, los profesores suelen acabar la explicación de temarios antes de las vacaciones de Semana Santa. En los casos que no se ha acabado, los compañeros lo están haciendo a través de videoconferencias».
Respecto a la evaluación en este caso, Sánchez declara que será similar al del resto. «Se le están poniendo actividades para insistir en la parte práctica del temario, se están concluyendo los temarios y se están realizando algunas pruebas online». En cuanto a quienes podrán acceder a la prueba de EBAU, se decidirá como siempre, «aquellos que acuerde el equipo educativo en la última sesión de evaluación. El alumno podrá alcanzar la titulación de segundo de bachillerato con la decisión del equipo educativo en la tercera evaluación».
Una prueba que en circunstancias normales ya genera inquietud al alumno por lo que supone, pero que a pesar de la excepcionalidad de la situación ante la que nos encontramos, según explica, el alumnado no notará la diferencia. «La universidad de Extremadura ya nos ha ofrecido modelos de examen y los criterios de evaluación de las diferentes asignaturas. No hay una gran variación con respecto a las pruebas de EBAU que han venido trabajando. Para facilitar la posibilidad de superarla sí que ofrecen una mayor alternativa de preguntas opcionales. Los alumnos ya tienen toda la información sobre estas pruebas y las características de los nuevos exámenes y se están trabajando estos».
El debate está abierto aún sobre la posibilidad de abrir los centros en determinadas comunidades y con unas ciertas condiciones sobre todo para refuerzo de los alumnos de este curso y preparación para la prueba. «En principio en Extremadura no tenemos ninguna concreción sobre cuándo se abrirán los centros y mucho menos si se llevarán a cabo clases de refuerzo para 2º de Bachillerato. Hasta el momento no tenemos información oficial que permita esta posibilidad».
Una vez más queda patente que la crisis sanitaria derivada del coronavirus ha alterado todos los ámbitos de la sociedad, generando así una nueva forma de entender la realidad en la que las nuevas tecnologías y la comunicación virtual juegan un papel esencial en el día a día de todos. En el marco educativo el debate sigue abierto acerca de esta nueva manera de enseñar y aprender a través de una pantalla.
«No desprecio esta nueva forma de enseñanza a la que nos ha obligada está situación de excepcionalidad, y para la que no estábamos preparados ni profesores, ni alumnos, ni por supuesto los padres. Puede ser una alternativa en situaciones como la presente. Sin embargo, como docente, con muchos años ya de profesión a las espaldas, creo que enseñar es un proceso que requiere la presencia del profesor y de alumnos compartiendo el mismo espacio. La escuela sociabiliza. Aprendemos de los otros, no solo de los contenidos del libro, que esos pueden estar en la red. Se empequeñece el conocimiento si no se comparte, si no se discute, si no se investiga de manera compartida, si no se amplía desde la opinión de los otros. Personalmente, creo que docentes y alumnos, hemos valorado aun más en estos días la necesidad de una enseñanza tradicional».
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