

Se cumple un año del inicio de la crisis del coronavirus que ha cambiado la vida de cada rincón del planeta. Estos doce meses han sido una montaña rusa de subidas y bajadas con olas que desbordaban cada territorio. La primera de ellas pasó desapercibida en nuestra localidad, pero la segunda que irrumpió en agosto será difícil de olvidar porque además de acumular más de 60 casos activos, tuvo lugar la primera víctima mortal. Aquel 8 de septiembre supuso un antes y un después puesto que la localidad vivió de cerca la pérdida de una vecina y el dolor inconsolable de una familia que debido a las circunstancias apenas pudo despedirla.
Por desgracia, no ha sido la única víctima, y tras ella, han perdido la vida otros cinco vecinos, el último hace apenas un mes, el pasado 15 de febrero. Se han vivido y se siguen viviendo momentos de una crudeza terrible que solo dejan respirar cuando la famosa curva baja.
En Quintana ahora mismo la situación invita al optimismo tras haber cumplido un mes sin apenas caso. Sin embargo, el camino hasta llegar hasta aquí no ha sido sencillo.
El año empezó en la localidad con la situación sanitaria desbordada y un brote que superó los doscientos casos. Con contagios que se notificaban por decenas cada día, el alcalde pidió al Gobierno regional ayuda para frenar el avance imparable del virus en la localidad, precipitando así la decisión por parte de la Junta de decretar su cierre perimetral. Medida que pocos días después se hizo extensible a todos los municipios de Extremadura.
De esta manera, Quintana permaneció aislada desde el 9 de enero hasta el 12 de febrero. Durante ese mes, que tuvo a los vecinos en vilo, se sucedieron los cribados masivos, las pruebas PCR por centenares en la carpa municipal y también se volvió a paralizar la vida del pueblo con el cierre del comercio, la hostelería y la cancelación de todas las actividades.
El cierre poco a poco dio sus frutos al ralentizarse la subida de contagios. También las primeras altas fueron llegando de manera diaria, bajando así la incidencia acumulada. En concreto, el 10 de febrero se dio el alta a los últimos 5 vecinos afectados dejando a Quintana, después de vivir el mes más duro de la pandemia, libre de virus.
La alegría duró poco porque 10 días después se notificaron 2 nuevos casos que permanecieron activos hasta el 3 de marzo. De nuevo la localidad se quedó con 0 positivos durante una semana, puesto que los últimos dos se notificaron el 10 de marzo. El alta de estos últimos se ha conocido hace apenas media hora por lo que Quintana vuelve a quedar libre de virus.
Con esta situación tan halagüeña, puesto que los datos invitan al optimismo, la vida va regresando poco a poco a las calles de la localidad. A pesar de ello, el alcalde, Raimundo Dávila, en cada informe que publica apela a la responsabilidad ciudadana para que no aparezcan nuevos casos de covid y sobre todo para evitar la rápida propagación que tuvo lugar en enero. Todo ello teniendo en cuenta la vulnerabilidad de este municipio debido a los enfermos de silicosis y al elevado porcentaje de personas mayores.
Por ello en su comunicado de hoy ponía la vista en Semana Santa y en la necesidad de seguir cumpliendo las medidas sanitarias . «En apenas unos días las vacaciones pondrán a prueba nuestro comportamiento, por lo que os pido, una vez más, que cumpláis las normas y evitéis las reuniones con las personas que no sean convivientes para que no haya nuevos contagios, porque os recuerdo que el virus no se mueve, lo movemos nosotros», concluye.
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