Pasadas las 12 de la mañana la plaza de España comenzó a llenarse de túnicas blancas relucientes para hacernos recordar a todos que la Semana Santa había vuelto en todo su esplendor. Eran los niños de la cofradía del Amarrao, que cada año inauguran las procesiones el Domingo de Ramos.
Primero tuvo lugar el reparto de ramas de olivos y una vez que todos los vecinos se reunieron en la puerta de la iglesia, el párroco, Antonio Nogales comenzó con la bendición de los mismos. Entonces, tras una breve oración, comenzaron a resonar cada vez más cerca las trompetas y tambores de la banda del Nazareno, que siempre ponen la nota musical a la procesión de 'Los ramos'.
Una vez que todos llegaron frente a la parroquia, los pequeños nazarenos siguieron a la banda junto al párroco y tras ellos más de doscientas personas que realizaron el recorrido. Volvía así la Semana Santa a nuestra localidad, de la manera más sencilla, pura y virtuosa.
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