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La Verónica en el taller del restaurador Juan José Minaya MARÍA FORTUNA
La Verónica rescatada en el tiempo

La Verónica rescatada en el tiempo

La imagen data de 1947 y llevaba medio siglo olvidada en la bóveda de la parroquia. Hoy regresa junto a su Nazareno tras la conclusión de un laborioso trabajo de restauración a cargo de Juan José Minaya

Sábado, 27 de marzo 2021, 18:49

Desde hoy la parroquia Nuestra Señora de los Milagros de Quintana cuenta con una imagen más, no una nueva, si no una imagen rescatada en el tiempo. Se trata de la Verónica, la mujer que, según la tradición cristiana, tendió a Cristo durante el Viacrucis un paño o lienzo para que enjugara el sudor y la sangre de su rostro, el cual milagrosamente quedó impreso en la tela.

La imagen fue encontrada en la parroquia quintanense durante las obras realizadas en la torre el pasado año. «Había dos opciones: dejarla ahí o sacarla y recuperarla. Otra persona estoy seguro que hubiera dicho que no, pero sabía que él se atrevería con el trabajo», apunta Antonio Nogales, párroco de Quintana.

La Verónica presentaba un deterioro muy avanzado, por ello, su restauración no se presuponía sencilla y se presentaba como todo un reto, reto que decidió afrontar el restaurador Juan José Minaya, experto en arte sacro, de la localidad vecina de Valle de la Serena. «Mi entorno al ver el estado de la imagen me decían que era imposible y que cómo iba a hacer eso. Pero no lo pensé dos veces, era un desafío para mí y he disfrutado mucho el proceso.», declara.

De 1947

La imagen data de la década de los 40. «Sabemos que fue adquirida en 1947, tres años después de inaugurarse la parroquia tras la Guerra Civil», declara Nogales.

Son imágenes en serie, es decir, que se hacían varias de similares características con un mismo molde. «Esta en concreto se adquiere junto al Nazareno puesto que, según testigos de la época, salían juntos en el mismo paso. «Procede de los Talleres de Arte Cristiano de Olot en Girona aunque fue comprada en Madrid por los quintanenses Diego Gómez Coronado y María Chavero», declara Minaya.

Cabe descartar que cuando se inaugura la Iglesia en 1944 cuenta con un techo nuevo. Encima de la bóveda abren los ojos de buey que se ven fuera desde la plaza y se pone una estructura de hierro para soportar tablas y sobre eso la teja.

Explica Minaya que en 1961 vuelve a haber otra obra y esta se modifica por una bóveda entrevigada entre los hierros. «Se hace una bóveda muy plana de ladrillo hueco y sobre eso iba la teja para que no hubiese goteras. Al hacer esa bóveda entrevigada se cierra aún más la ventana estrecha por donde se accede a ese espacio y cuando entramos dentro para sacarla, ya era imposible porque no cabía debido al cierre de la última reforma del 61». Por lo tanto, apunta que la imagen se compra en el 47 y en el 61 ya estaba encerrada en el sitio. «Este año se cumplen mínimo los 60 años de su desaparición». Finalmente, el pasado año lograron sacarla entre varias personas mediante estudiadas maniobras para evitarle más daños y Minaya se la llevó a su taller.

El aspecto que presentaba La Verónica cuando la encontraron CEDIDAS

El proceso

Se cree que la imagen tuvo dos caídas o bien del retablo mayor en la que estaba puesta o del propio paso en el que salía en Semana Santa. «Una primera tuvo un arreglo porque en la cabeza, por ejemplo, había restos de escayola sobre la pintura original de una restauración anterior», añade.

Tras finalizar otro encargo, Minaya comenzó la restauración a principios de este año. «Primero saqué las piezas que había para rescatar todo lo que se podía. Hice una aspiración y limpieza química en profundidad para eliminar los excrementos de paloma que en muchas zonas se había comido el color».

El segundo paso explica que fue la unión de las piezas que quedaban con resina reforzada con fibra de vidrio, para después comenzar a reconstruir las piezas que faltan. «Previamente nos documentamos de imágenes existentes que se conservaban para entender las formas y los volúmenes. En muchas zonas no era necesario porque se podía continuar el volumen que ya tenía la pieza conservada para terminar dándole la forma».

Una vez reconstruido todo, explica, se le hizo la base de la peana y se colocó en ella. «Como la imagen es escayola, utilicé un yeso odontológico para igualar la superficie por la calidad y la dureza y en otras zonas un estuco de restauración para que tuviera el mismo acabado que el de la escayola». Cuando terminó ese proceso, añade, que se lijó todo «siempre respetando al original con mucha delicadeza para igualar las superficies y que todas tenga la misma textura».

Concluía así un proceso laborioso en el que tuvo que realizarle unas manos completamente nuevas, puesto que la imagen original no las conservaba, casi toda la cabeza ya que solo quedaba hasta el labio inferior y después restos hacia los lados del pelo y el pañuelo. «Los ojos antes eran de cristal y ahora son pintados y creo que le dan más realismo al estar llenos de matices». También la trasera de la pierna derecha es nueva y el remate de la túnica. En cuanto a la base de madera, explica que se desmontó y se le ha puesto madera nueva abajo.

El paso final fue el reavivado del color original con un barniz y la reintegración cromática en dos procesos. «Una capa similar de pintura en las zonas nuevas semejante a la original sin que se note el salto y después una veladura de color para ayudar a entonar la original en las machas en las que se había perdido el color».

Como dato curioso, añade que esos detalles que ahora van en pan de oro, antes eran de purpurina. «Este hecho le aporta un grado más de categoría a la imagen con respecto a la original».

Tres meses de trabajo

Han pasado tres meses en los que esta imagen ha ido tomando forma detalle a detalle hasta presentar un resultado asombroso. «De momento se colocará junto al Nazareno por conservar la tradición que los une, aunque quizás en un tiempo se le busque otro lugar».

En cuanto a salir en procesión de momento no se contempla. «En el mismo paso con el Nazareno tenemos claro que no porque esa imagen ya tiene su tradición y su devoción por si misma, pero no descartamos que en un futuro procesione en otro paso el mismo día y hacer una especie de encuentro entre las dos», apunta Nogales.

En la actualidad la Verónica es encarnada cada noche de Jueves Santo por una vecina de la localidad, la cual limpia el rostro una vez que los costaleros del Nazareno han inclinado el paso hasta sus manos con un ligero contoneo que enmudece la plaza de España. Tradición que quizás se adquirió tras la desaparición de esta imagen olvidada en el tiempo, que ahora regresa esplendorosa para volver a sostener el paño con la Santa Faz de su Nazareno.

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